Desde cómo elegir el protector solar, los horarios más peligrosos, hasta el tipo de ropa, cuáles son los hábitos fundamentales para evitar enrojecimiento, quemaduras y protegerse de los rayos UV.
Los días de sol pleno comienzan a conquistar las calles. El calor asciende con las horas y la ciudad se convierte en un escenario en el que los rayos UV transitan libremente, rebotando en vidrieras y escaparates, en el piso y carteles publicitarios.
Los anteojos de sol ganan espacio para evitar los molestos reflejos, pero ¿qué sucede con los cuidados de la piel? Todos los especialistas recomiendan utilizar protector solar aún en los días de semana, de manera de morigerar los efectos perniciosos de una alta exposición durante las horas pico. Sin embargo, no siempre es sencillo reconocer qué tipo de protector necesita cada persona.
La sensibilidad al sol está determinada genéticamente. Thomas Fitzpatrick, dermatólogo norteamericano, realizó en 1975 una clasificación numérica del color de piel que va de I a VI y que aún se conserva. Según esta escala cuanto mayor es este número más morena es la piel y mayor capacidad de protegerse de la radiación solar.
«El color de la piel y el cabello depende de la cantidad de melanina producida por los melanocitos unas células que se encuentran en nuestra piel y no por la cantidad de melanocitos, la función de la melanina es protegernos de la radiación UV. Las personas con ojos claros, piel blanca y pelirrojos o rubios son los más sensibles», explicó a Infobae la dermatóloga Mónica Maniotti.
La especialista además explicó que «las pieles más fotosensibles no se broncean o se broncean muy poco y al exponerse al sol generan quemaduras fácilmente que se manifiestan por eritema (coloración rojiza de la piel) inflamación de piel, ardor y prurito».
«Es importante que usen FPS todos los fototipos de piel, del I al VI, ya que los daños que producen la radiación UV afectan a todos, aunque son mayores en los fototipos I y II».
1. Evitar la exposición solar en horarios del mediodía, entre las 11 y las 16hs, esto coincide con el momento en que la sombra que proyecta el cuerpo es más corta.
2. No exponer al sol a bebés y niños pequeños, mantenerlos en la sombra con la ropa adecuada. Los protectores solares se pueden empezar a usar en niños mayores de 6 meses.
3. Utilizar protector solar de amplio espectro (con filtros UVB-UVA) con factor de protección solar (FPS) 30 o mayor, colocar 30 min antes de exponerse al sol, renovar el mismo cada dos horas o luego salir del agua o transpiración excesiva y colocar cantidad suficiente 2 mg por cm2 de piel.
4. Utilizar indumentaria adecuada que aumente la protección solar como lentes de sol con protección contra los rayos UV, sombreros con ala ancha o gorras con visera, remeras o pantalones de trama cerrada y de colores oscuros, hay telas que tienen FPS.
5. Beber mucho líquido, entre 2 a 3 litros diarios y aumentar el consumo de frutas y verduras.
6. Hidratar la piel luego de la exposición solar.